La sostenibilidad se ha convertido en un eje transversal para todas las industrias, y la del tabaco no es una excepción. Aunque a lo largo de la historia del tabaco, su producción ha sido objeto de debate, hoy existen esfuerzos reales por mejorar la trazabilidad, la eficiencia energética y la relación con las comunidades agrícolas.
En este artículo exploramos cómo esta actividad agrícola, con gran presencia a nivel global, está incorporando prácticas más responsables en su cadena de valor.
La sostenibilidad en la producción del tabaco se debe entender desde una perspectiva integral que abarque tres dimensiones interconectadas, pilares que en Landewyck consideramos esenciales y que forman parte de nuestros valores como empresa.
La preservación de los recursos naturales es un objetivo prioritario y en los últimos años, se han puesto en marcha iniciativas que buscan minimizar el impacto de la actividad agrícola e industrial sobre el entorno:
La producción de tabaco representa una fuente de ingresos clave para miles de familias, muchas de ellas en zonas rurales con pocas alternativas productivas. La sostenibilidad económica del sector se sostiene sobre varios pilares:
En el centro de todo proceso productivo están las personas. Por eso, la dimensión social de la sostenibilidad cobra especial relevancia en el sector del tabaco:
Cuando estos tres pilares se entienden como un todo y se integran en la estrategia de los actores de la cadena de valor, la sostenibilidad deja de ser un concepto abstracto y se convierte en una práctica concreta, medible y replicable. Esta visión no solo mejora el impacto del sector en su entorno, sino que también fortalece su legitimidad y resiliencia a largo plazo.
Después del cultivo, cada etapa del proceso hasta el envasado representa una oportunidad para aplicar criterios más responsables.
Si bien las prácticas varían según la región, existe un consenso sobre la importancia de adoptar una mirada a largo plazo que combine la calidad del producto con el respeto por el entorno y el bienestar de quienes lo cultivan. Algunas empresas, como Landewyck, impulsan programas de agricultura sostenible para fomentar este tipo de evolución.
Una vez recolectado, el tabaco pasa por procesos industriales que también exigen atención desde el punto de vista ambiental. Entre las acciones más relevantes se encuentran la optimización energética de las instalaciones, la digitalización de procesos y la incorporación de fuentes de energía renovable. Un ejemplo de ello es el centro de producción de Landewyck en Luxemburgo, donde se han instalado más de 10.000 metros cuadrados de paneles solares, permitiendo producir más de dos millones de cigarrillos únicamente con energía fotovoltaica.
Además, para garantizar la transparencia y credibilidad de las prácticas sostenibles, se han implementado sistemas de certificación y trazabilidad. Algunas marcas trabajan con certificaciones reconocidas internacionalmente, como la ISO 14001 (gestión ambiental), y participan en iniciativas sectoriales de sostenibilidad.
La sostenibilidad se está consolidando como un criterio de valor en todo el ecosistema comercial, tanto en el ámbito B2B como en el canal minorista. Distribuidores, cadenas comerciales, partners y también puntos de venta como los estanqueros valoran cada vez más trabajar con fabricantes que demuestren compromiso con buenas prácticas, trazabilidad y cumplimiento normativo.
La sostenibilidad, en este sentido, no solo es una obligación ética: también representa una ventaja competitiva real.
Desde el campo hasta el punto de venta, cada eslabón en la cadena tiene un papel que jugar en la construcción de un modelo más consciente y equilibrado con los desafíos sociales y medioambientales globales.
En Landewyck creemos que la sostenibilidad es el camino hacia una industria más consciente y resiliente. Contacta con nosotros si tienes dudas o visita nuestro blog para no perderte nada sobre el mundo del tabaco.